lunes, 31 de diciembre de 2012

LA MORADA ES MI ESCARCHA






La escarcha vestirá de blanco la virginidad de Artemisa.

Durante cien  parpadeos el relente y sus cuarzos
gobernarán el silencio de la mañana,
encriptando en gotas de agua  la sed de ahorcar los hábitos.

Una corona de aljófares cubrirá su cabeza
mientras un coro de ninfas anunciará la metamorfosis de la carne.

Será el invierno y la luna limpia quien proteja su desnudez,
quien oculte en una gran burbuja el olor a celo que sale de las cantinas.

El  viento del norte  traerá estrellas a esta amanecida.
Nada derretirá a la helada  esta mañana.

¡Que las uvas de hielo nos traigan hogueras de brasas!






miércoles, 26 de diciembre de 2012

MI RATITO CON HEMINGWAY



 Esta mañana he terminado desayunando con Hemingway.


Como cada madrugada pavera, después de pasear por esta tierra de color y olor a setas caramelizadas, otra vez me sumergí entre las páginas de mis libros para vivir un ratito entre sus tildes y ahumarme con el espíritu de  sus chimeneas.

Mi viaje entre abades y traiciones termina al oír la puerta y al abrirla aparecer un hombre vestido de impresionismo, sombrero de ala ancha y sonrisa de Navidad. ¡Adelante caballero! fueron mis palabras mientras que tras de mí, un olor a pueblo de leña, me recuerda el frío de las aceras.

El tono de su voz me coge de la mano y me lleva hasta su buhardilla de ParÍs, a los años de bohemia más pobres pero a la vez los más felices, a un rincón de luz de mañana con olor a café y pan tostado.

Su conversación es transparente, libre como las campanas, entre cada respiración un sueño por adivinar, la vida en su boca se convierte en un juego con sólo dos reglas: la primera sentir el pulso de cada emoción y la segunda olvidar la palabra resignación.

 En su barba las cenizas del conocimiento, en sus ojos el brillo de la próxima travesura, en su pensamiento quizás el título de las próximas 50 fiestas. Su próximo proyecto se concentra en encender su pipa hueca de raíz de cedro, curada en días de tormentas y por manos consagradas. El humo y sus aromas bendicen la habitación, el pasillo, la casa, el pueblo… la tierra entera, el tiempo se convierte en una ceremonia en donde el fuego canta la melodía del día de la creación.

 Hemingway sonríe en silencio, su pasión por la vida derrite las murallas más altas y con una leve inclinación de cabeza se despide por hoy, otros corazones le reclaman.


   



lunes, 17 de diciembre de 2012

EL ÚLTIMO DE LA LISTA






Hoy quiero ser como el poso de café de tertulia,
sedimento cargado de miles de años de palabras
que al acariciar tu lengua amarga, te recuerda
 la última taquicardia en tu universo inseguro.

Hoy quiero ser la última calada de aquella colilla
 que dejaste olvidada en nuestro primer recuerdo,
apagarme poco a poco, pero apagarme sonriendo.

Hoy quiero ser la más pequeña de entre todas las migas de pan,
permanecer escondida libre de ceremonias de símbolos de poderío
y ser  usada como alimento de pajarillos en las cenas de invierno.

Hoy no quiero ser una linda mariposa y beber cáliz a cáliz
de  los diferentes egos de gentes de supuesto poder.
Seré un tímido grillo armado de bellas armaduras nocturnas
 que nunca preguntará por el porqué de las cosas.

Hoy no quiero ser un águila ni contemplar el mundo desde tronos de papel,
me conformo con ser un feo ruiseñor andaluz
pero morir cantando a diario el himno de la alegría.

Hoy no quiero ser y tener rellenando mis grietas
con discursos de autoayuda y protección.
Hoy no quiero ser y tener por miedo.

Hoy quiero ser en cada mañana música de Dios,
y no perder de vista mis manos a través de mis lagrimas. 






miércoles, 12 de diciembre de 2012

EL SOPLO DE UN BESO

Mañana volveremos a brindar y a llorar por Enrique Morente


No solloces, silencio,
que no nos sientan, que no nos sientan.
Tengo un guante de mercurio
y otro de seda, y otro de seda.
Se cayeron las estatuas
al abrirse la gran puerta.






Refugio



En un sueño viniste
para  regalarme  mil sobres vacíos.

Cada día abro uno,
cuando te siento entre mis silencios,
cuando me visitas vestido de aljibe.

Hoy he abierto uno pintado de dolor.
Lo abracé y paseamos un rato
hasta que la flor del granado
me llevo a otra esquina del sueño.

Mañana protegido por tus palabras
abriré el marcado por el calor de tu llama.

En él guardaré mi devoción por el éter de tus pasos.
En él encallaré el olor de nuestra Granada. 
               
                                                        (Gerundio)