viernes, 24 de enero de 2014

PIDIENDO PERDÓN A MIS ROSALES











Como nace la armonía de la tierra,
sin intención ni esfuerzo aparente,
mi cuerpo hoy decide
como si fuese una necesidad vital
esperar a la impaciencia,
aprovechando el sueño
de la savia de mis rosales.
Desnudos y heridos
por podas de frío
desvelarán el descanso de la luna,
pidiéndole velos con los que esquivar
la enfermedad de la sombra.
Pero no tengo dudas,
la vida, dará luz, melodía
y danza a mis rosales;
pasarán las ansias de los soles,
cambiaré de suelas a mi corazón gastado
sabiendo, desde ediciones felices, que
mi entusiasmo se unirá
al destino de las rosas.