jueves, 10 de julio de 2014

PRÁCTICAS EN LLANTO










La insatisfacción de un domingo
me llevó a un camino no silbado,
tan impertinente como los andados
por el peso de la experiencia.

Aprendí a llorar cuando
memoricé tu cuerpo.
Desde entonces estudio
mil formas de perfeccionar
mi llanto en todos los idiomas.

Moldeo la distancia
entre tu noche y mi mañana,
selecciono películas
donde las promesas incumplidas
den paso al lamento rosa
que me saca de quicio.

Llego a la conclusión
de que a partir de hoy,
aunque sea solo un poco,
tengo que sacarle más
partido al llanto.