Poema perteneciente a la antología "Poesía ante la
represión"
represión"
Un
cuerpo de piano,
ochenta
y ocho teclas:
treinta y seis piezas negras
y cincuenta y dos
blancas.
El mismo diapasón que
compartir
con raíces profundas
en el centro del pecho.
Levanta la
cabeza por una puta vez
y contempla
el perfil sombrío de la calle.
Echa un
vistazo a aquellos a los que das la espalda.
Los
ignorados, solos, retraídos, aquellos
a quienes cierras siempre las fronteras.
Almas en liza,
mudas, ninguneadas, curvas.
Que arrastrando
los pies por las aceras
sufren
nuestras limosnas
inmersos en su
mundo de cartón.
Con la cabeza
gacha, la mirada perdida,
zaheridos y
apartados en el ángulo muerto,
donde nadie les
presta un soplo de favor.
Venzamos lo
que nunca podremos olvidar.
Que repique
el piano de nuestra alma,
la música que
a todos hace afines.
Serán ochenta
y ocho las teclas a poseer
ochenta y
ocho voces al unísono
ochenta y
ocho metas que batir
con la sola
intención
de aliviar su
lamento resignado,
la desnudez que duerme en sus ropajes.
Somos el
resultado de la suma
de cien mil
agujeros, negros y derretidos,
ellos en
nuestro error,
quizás son
los hombres de espíritu más libre,
los que
cuando les pica, tienen la valentía
de rascarse
los huevos.
Al pueblo sirio
No hay comentarios:
Publicar un comentario