miércoles, 26 de octubre de 2016

PASTO DEL FUEGO









Negocié con el fuego aquella despedida.
Como cruces perdidas en el bosque
se mezclaron domingos, ternuras y posdatas,
hasta que el fuego hizo su trabajo
dejando frases sueltas,
devorando al deseo bien lamido.
El papel hibernado en el cajón
dio largas a la quema,
ahogada por estiércol
nacido de palabras desgastadas.
En pie, sobre la cumbre de la fiebre
incendié la lealtad de mis cartas de amor,
las palabras con manchas de café
y la herida de algún corazón traspasado.
Las frases mendigaban rompeolas,
una racha de lágrimas,
un viento desvestido
capaz de sofocar al papel repudiado,
inmerso en el combate
que convierte a una carta de amor
en otro salvavidas que esquivar.